jueves, 2 de julio de 2009

hurto de media noche a Dai Sijie

No había mucho que contar por la mañana .
Cuando el día amanece nublado,

pareciera que la niebla se come
Las horas y los minutos,
Nos deja entonces la niebla viviendo el día segundo a segundo. Nos envuelve en su rutina espesa y fresca.
Recordé el pasaje con el que me fui a dormir, donde Luo, la sastrecilla y yo intentábamos robar los libros del cuatro ojos mientras el se despedía con poca humildad de la aldea que lo había “re educado” en la montaña China.

Nos deslizamos por ondas de niebla
Y la grava acompañaba nuestros pasos
Los libros eran historias prohibidas
Y nosotros sin darnos cuenta llevábamos,
En los hombros y paseando por nuestros labios,
La que todos estaban esperando.


“Érase una vez…”

No hay comentarios: