domingo, 31 de mayo de 2009

sr. calle


Ayer soñe con Santiago y me levante aclarando ciertas cosas que se me confundían con recuerdos muy lucidos, y de repente se me vino a la cabeza este señor que parece sacado de un sueño bizarro por la tarde. No recuerdo su nombre, me dijeron su seudónimo pero lo olvide. Lo veía todos los días saliendo a la escuela o al trabajo, en un lapsus de cuatro meses que viví en aquel rinconcito llamado Lastarria, lo salude dos veces, una me ignoro y la otra me dijo en resumidas cuentas quitate. Vendía cosas escogidisimas bueno yo imagino debio haber tenido sus razones para escoger esos pocos objetos que ponia sobre una mantita percudida al borde de la banqueta. Revistas Vanidades de finales de los 90s, zapatillas de tacón con el frente ya muy chato, un pato de hule, un espejo roto. En pleno invierno traía un chapoteadero para niños de colores pasteles muy ochetero, que todas las mañanas infabla con sus pulmones protegidos bajo una piel por la que se reflejan años de calle e historia. Procuraba no mirarlo a los ojos, es un personaje que impone, no se si por su locura su misterio o una soledad que se resume en un carrito de mandado y cosas que venden chiste enojo y alegría, como todo lo que podemos encontrar durante un día por la calle.

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