jueves, 8 de enero de 2009

Jueves mediatico y verde



Nos enteramos apenas el lunes. Entonces me decidí hacer limpia en la oficina de mis padres y en casa. Resultado: Cuatro monitores viejos, 10 celulares, unos buenos kilos de coloridos y tóxicos cables, cargadores, teléfonos, una impresora y una gran cantidad de otros artículos electrónicos que caducaron como todo en estas épocas de consumo desechable. Notisistema junto con Radio Vital, lanzaron desde finales del año pasado una campaña para recolectar basura electrónica. Hoy me dirigi a las instalaciones de Unidifusión en Av. México #3150. De más decir que las personas que recibieron lo que llevábamos, muestran mucho animo. No me extrañaría saber que la empresa que se encargara de estos desechos acumulados, sacara un buen provecho económico. Bien por ellos. Creo que en México todavía no tenemos la visión (al menos formal) de que la basura es un buen negocio y que la separación de estos desechos es importante para el medio ambiente. Bien por Radio Vital y Notisistema. Quien pase por aquí y lea esto. Piense dos veces. No cuesta absolutamente nada deshacerse de manera correcta de esos aparatos que ya no tienen ningún fin favorable en nuestras manos. La campaña dura hasta el 15 de este mes. Cuentan también con otros centros de acopio que se ubican en Plaza Centro Sur, Plaza Bonita, Plaza Galerías, Plaza Pabellón, así como mencione antes en las instalaciones de Unidifusión.

La otra Cara del desecho

El siguiente articulo lo encontré buscando imágenes sobre basura electrónica en Flickr.




LA ALDEA CHINA QUE CAMBIÓ ARROZ POR CHATARRA.


El 80% de lo habitantes de Guiyu sobreviven gracias al desguace de artículos electrónicos poniendo en riesgo su salud.Los habitantes de Guiyu, en la desarrollada costa china, han abandonado el cultivo del arroz como medio de vida por un negocio mucho más rentable pero implacable con su salud y el medio ambiente: el reciclaje de la basura electrónica del resto del mundo.El 70% de los desechos electrónicos del planeta están en China y buena parte de ellos llegan, en violación de la Convención de Basilea, desde los países desarrollados hasta el puerto de Nanhai, en la provincia suroriental de Cantón.Desde allí, una red ilegal de importadores los transportan a la pequeña localidad de Guiyu.Entre colinas de teclados, cables y placas, hombre, mujeres y niños funden y destripan restos de artículos electrónicos, sobre todo ordenadores, sin apenas protección, lo que les convierte en presa fácil de las 700 sustancias tóxicas incluidas en esos objetos.Con las manos desnudas, el 80% de los 150.000 habitantes de Guiyu buscan materiales como cobre, plástico o acero, que luego venden a los mercaderes de segunda mano."Muchos emigrantes rurales han llegado hasta Guiyu atraídos por unos salarios de entre dos y tres dólares la hora, muy superiores a lo que ganan en el campo", explica Jamie Choi, responsable de campaña de Greenpeace. "Tienen que elegir entre tener suficiente dinero para vivir o su salud", añade.Nocivo para la saludEn este gran vertedero de la sociedad de la información apenas se usan máscaras y la herramienta más avanzada tiene forma de taladro, afirma.Los perjuicios para la salud tienen un exponente demoledor: el 80% de los niños de Guiyu presentan niveles altos de plomo en la sangre, lo que causa en daños en el sistema nervioso y reproductor, según constató un estudio de la cercana Universidad de Shantou."Los niños, sobre todo los hijos de los emigrantes, se dedican a hacer las labores más sencillas. Están 24 horas trabajando, respirando, jugando con los materiales peligrosos", explica Choi.Entre tanto, Wu Yuping, de la Administración Estatal de Medio Ambiente (SEPA), subraya que "no se puede encontrar agua potable en 50 kilómetros a la redonda", debido a que las sustancias tóxicas se amontonan en las riberas del río y se filtran de forma subterránea.En 1994, la Convención de Basilea, suscrita por casi todos los países desarrollados menos Estados Unidos, prohibió la exportación de desechos peligrosos de los países ricos a los pobres, incluidos los destinados al reciclaje, pero su aplicación ha mostrado muchas lagunas."Greenpeace ha visto barcos que parten de Holanda a China, cargados de residuos electrónicos", dice Choi.Y muchos llegan a Guiyu.De vuelta al 'primer mundo'Entre las labores cotidianas está la de desarmar placas madre en un hornillo casero de carbón en busca de los codiciados chips, que contienen oro.O también fundir las carcasas de los ordenadores para transformar el tóxico PVC en piezas que se destinan a objetos que, curiosamente, vuelven a acabar en el mundo occidental: las flores de plástico.Cada año el planeta genera entre 20 y 50 millones de toneladas de desechos electrónicos, de acuerdo con datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente:el 80% acaba en Asia y de ese porcentaje el 90% llega a China.Aunque Guiyu es el más célebre, hay otros vertederos de este tipo en Longtan y Tali, también en Cantón, en Taizhou (provincia de Zhejiang) y en la vecina Hunan, según alerta la SEPA.Si bien la mayoría de los desechos proceden de los países ricos, China genera cada año 1,1 millones de toneladas, una cifra que se multiplica a medida que aumenta el nivel de vida."En los suburbios de ciudades como Pekín o Tianjin hay pequeñas chabolas dedicadas a desarmar objetos electrónicos que acaban en Guiyu", subraya Choi.El Gobierno estudia un proyecto de ley para que los fabricantes de ordenadores, televisores, refrigeradores, lavadoras y aires acondicionados chinos se responsabilicen de reciclar sus productos.Esa medida responde a las peticiones de los ecologistas, que consideran que son los fabricantes quienes tienen que asumir la responsabilidad por sus productos.Sin embargo, dicen, no habrá solución definitiva sin pasos como el dado el año pasado por la Unión Europea: prohibir el uso de plomo, mercurio, cadmio, cromo hexavalente, bifenilos policromados y éter de bifenilo policromado en los aparatos electrónicos.


http://www.flickr.com/photos/art_es_anna/415400769/


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